“Solo es digitalizar” no es lo mismo que “solo es maquetar”, si previamente no se ha diseñado los elementos y recursos que deben contemplar cada pantalla.
El diseñador instruccional marca las pautas de diseño gráfico y maquetación que se ejecutarán en el siguiente paso, y es ahí cuando el perfil maquetador entra en juego.
¿Qué el diseño instruccional se limita entonces (en muchos casos) a la selección de los recursos, elementos y división de pantallas para posterior maquetación? Sí.
Con todo ello tenemos que evitar en la digitalización:
⚠ La sobrecarga de información en pantalla:
📌Presentemos un concepto, máximo dos por pantalla y no más de 150 palabras (por lo menos, si queremos acompañar de imagen al texto).
📌Evitemos los telegramas: 10 bullets points con información sobre distintos conceptos, sobrecarga.
📌Configuremos lo párrafos con 3 líneas máximo.
⚠ La sobrecarga del clicbling-clicbing-clicbing.
¿No os entran los sudores fríos cuando os encontráis 12 clics en una misma pantalla?
Lo ideal, según la duración del curso, es que cada 2-3/ 4-5 pantallas nos encontremos con alguna interactividad tipo capas, cajas, acordeones, puntos calientes, imágenes 360º, etc, etc, etc.
⚠ Cuando metemos clics continuos para desplegar información en todas las pantallas despistamos al usuario focalizando su esfuerzo en esos clics.
La estructura de los contenidos, cómo presentarlos, cuántas ideas conjugar en la pantalla y con qué recursos interactivos o no, no es la labor del maquetador.
A este perfil debemos darle las instrucciones para que directamente las ejecute, habiendo elaborado previamente el diseño instruccional y validado el diseño gráfico del curso.
Digitalización vs maquetación o cuántos perfiles intervienen en la creación de un curso online.