
En la era de la información, muchas empresas creen que tener sus documentos bien organizados es suficiente para estar preparadas ante cualquier reto. Sin embargo, ¿sabías que la gestión documental y la gestión del conocimiento no son lo mismo? Diferenciar entre ambas puede ser la clave para transformar tu organización y convertir el saber colectivo en tu mejor recurso.
La gestión documental es el proceso de clasificar, archivar y facilitar el acceso a los documentos relevantes de la organización. Su objetivo es asegurar que la información, sea digital, en papel o incluso en formato de audio, esté bien organizada, protegida y disponible para quien la necesite. Es fundamental para cumplir con normativas, garantizar la trazabilidad y ahorrar tiempo en la búsqueda de archivos. Sin embargo, su alcance suele limitarse a la administración eficiente de archivos y registros.
La gestión del conocimiento va mucho más allá de almacenar documentos. Se centra en las personas y en cómo se crea, comparte, utiliza y protege el saber colectivo de la organización. Implica identificar a los expertos internos, fomentar la colaboración, capturar experiencias y aprendizajes, y facilitar que el conocimiento fluya entre equipos.
Aunque una buena gestión documental puede ser un soporte tecnológico para la gestión del conocimiento, no la sustituye. La gestión del conocimiento abarca dimensiones como la gestión de la información, la inteligencia, la documentación, los recursos humanos, la innovación y la organización del trabajo. El foco está siempre en las personas y en su capacidad de compartir y aplicar el conocimiento.
Ambas son necesarias y complementarias, pero no son lo mismo. Si solo te quedas en la gestión documental, estarás dejando de aprovechar el mayor recurso de tu organización: el conocimiento de tu gente.
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